miércoles, 3 de abril de 2013

Nomofobia: el horror vacui tecnológico

He conocido a varias personas que les picaba o les dolía algún miembro del que lamentablemente, por enfermedad o accidente, carecían.

Para quien no tiene esta carencia -una amputación- es muy difícil hacerse una idea razonable de lo que significa, porque: ¿dónde te rascas cuando te pica un pie del que careces?

Leía hace unos días en un blog, una reflexión, que ahora traslado al lector:

¿Notas la vibración de tu móvil aun cuando no lo llevas encima? ¿Te escapas del trabajo para volver a casa a por tu smartphone cuando descubres que lo olvidaste? ¿Miras la pantalla cada diez minutos por si alguien te ha enviado un mensaje, correo o te invita a algo en una red social?
Si alguna de estas preguntas, o semejantes, te ha herido, querido lector, no lo dudes: puedes estar afectado por la nomofobia, una enfermedad del siglo XXI.

La palabra nomofobia viene del inglés nomophobia, que se compone de no (negación), mo (de mobile phone o teléfono móvil) y de phobia (miedo irracional). En conjunto, se refiere al miedo irracional -no controlado- a estar separado del teléfono móvil. Y, por extensión, actualmente se aplica al miedo a estar desposeído de una línea de comunicación o cibernética: correos, SMS, telefonía de voz, redes sociales, etc.

Copio los datos de los estudios realizados para establecer un marco de referencia del problema:


La patología se identificó por primera vez en 2008 y los expertos señalan que quienes la padecen experimentan una gran ansiedad cuando se dan las siguientes situaciones: pérdida de teléfono móvil, batería o crédito agotado y falta de señal.
El primer estudio que dio la voz de alarma sobre este fenómeno lo llevó a cabo el gobierno británico hace cuatro años, con el fin de investigar las ansiedades que sufren los usuarios de telefonía móvil: se registró que un 56% de hombres y un 48% de mujeres sufrían esta fobia y que un 9% se sentía “estresado” cuando su aparato se apagaba.
La investigación actual, elaborada por la empresa de dispositivos de seguridad para teléfonos móviles SecurEnvoy, reveló que la cifra de afectados aumentó en el país.
Tras encuestar a unas 1.000 personas, se constató que el 77% de los individuos con edades comprendidas entre los 18 y los 24 años sufrían nomofobia, mientras que en la franja de edad que va de los 25 a los 34 años, la incidencia fue del 68%.
Es más, el sondeo descubrió que un 41% de los encuestados llevaban con ellos dos teléfonos móviles para así nunca quedarse “desconectados”.
Pero la nomofobia despierta debate en el mundo de la psicología. Para Francisca López Torrecillas, experta en adicciones de la Universidad de Granada, “todavía no se puede considerar una enfermedad”. “Es más bien un síntoma de la adicción al móvil”, señaló.
Explicó que un nomofóbico no puede imaginar salir a la calle sin él y además invierte un mínimo de cuatro horas diarias consultándolo por motivos ajenos al trabajo.
Ese tipo de persona, además, “suele tener baja autoestima, ser introvertido y en su tiempo libre sólo usa el teléfono móvil, algo que va unido a no tener otras actividades de ocio”, agregó.
Esta fobia fue vinculada por otros especialistas a la adicción a la tecnología, más precisamente con la necesidad de revisar constantemente cada mensaje, alerta o sonido que genera el teléfono.
A principios de este año un equipo de investigadores de la Universidad de Worcester en Reino Unido, determinó que esta ansiedad permanente -resultado de estar siempre conectados- eleva considerablemente los niveles de estrés. Paradójicamente, el malestar era mayor cuando el teléfono móvil se usaba más para fines personales que laborales. La investigación también ha demostrado que los niveles de estrés de una persona con nomofobia son equiparables con los nervios que se tienen el día antes de la boda o de la visita al dentista.
Pero, ¿por qué no somos capaces de controlar este impulso irracional alimentado por el afán de novedades?
Si pensamos que esto es nuevo, estamos muy confundidos.
Templo ortodoxo de la Natividad en el monasterio de Rila (Bulgaria).
Los aristotélicos ya hablaban de que "La Naturaleza aborrece el vacío". Algunas corrientes artísticas como el Barroco -más específicamente el Rococó-, pero también la decoración islámica o el ostentoso arte bizantino también comparten este "horror al vacío".
El horror vacui, como se llama técnicamente a esta forma de decoración intensiva de todo el espacio pictórico o escultórico, lleva al artista a no dejar ningún vano sin decoración.

Por eso, considero que la nomofobia es el horror vacui de este siglo. Si quieres racionalizar tu vida tecnológica no tienes más remedio que aprender a manejar tus silencios.
Aquí te dejo una magnífica infografía en español sobre la nomofobia, por si quieres ampliar tus posibilidades.
¿Y, tú, lector? ¿Eres nomofóbico? 

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Alfredo Abad Domingo.
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1 comentario:

  1. Este artículo da pie a realizar una apuesta con los amigos. Como la de dejar todos los móviles apilados en el centro de la mesa durante una cena y quién coja el móvil antes de pedir la cuenta, paga.

    Mi recomendación personal para acostumbrarse a la ausencia tecnológica, es salir a pasear de vez en cuando sin ningún tipo de aparato encima. Excepto un reloj y un móvil viejo sin tarjeta SIM, que la hora de vuelta y el poder llamar a emergencias es importante. ;-)

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